domingo, 30 de marzo de 2014

¡Al rico chicharro!

En el argot bursátil se utiliza el término chicharro—una variante del jurel— para designar a aquellas compañías de pequeña capitalización que tienen un precio por acción bajo y una liquidez —número de acciones que se intercambian en cada sesión— bastante limitada. Estas condiciones suelen ser sinónimo de mucha volatilidad, es decir, el caldo de cultivo ideal para atraer a aquellos inversores con un perfil más especulativo. El mercado alternativo bursátil (MAB) es el segmento donde cotizan las pymes españolas. Desde su creación, el MAB ha parido grandes fiascos para los ahorradores —Zinkia, Negocio, Bodaclick...—, pero también ha regalado auténticas bombas alcistas. En algunos casos la fuerte revalorización de las acciones está justificada por modelos de negocio con un futuro (o presente) prometedor; pero en otras compañías los expertos también advierten detrás de los bruscos rebotes la mano de aquellos inversores más cortoplacistas. Por lo tanto, para el pequeño ahorrador es recomendable no dejarse deslumbrar por las ganancias pasadas y separar muy bien el grano de la paja.


Carbures es uno de los valores estrella del MAB, con una revalorización de más del 3.000% desde su estreno en el parqué. Se trata de un grupo industrial especializado en fibra de carbono que utiliza tecnologías de última generación para la ingeniería y fabricación de estructuras de materiales compuestos. La compañía, según figura en su plan estratégico 2014-2016, promete lograr un beneficio neto de más de 50 millones de euros en 2016, frente a los algo menos de tres millones que generó en 2013. Además, sus directivos han anunciado que se preparan para dejar de cotizar en el MAB y dar el salto al mercado continuo. En el caso de Carbures, la fuerte subida en Bolsa ha venido acompañada de un importante aumento de los volúmenes de contratación: en los tres primeros meses de 2013 se han negociado cerca de 7,5 millones de acciones de la compañía —con sesiones que acumulan más de 300.000 títulos—, frente a los menos de 11 millones que se intercambiaron en todo 2013.


Otro caso de éxito es Ibercom, un operador de telecomunicaciones cuya actividad se centra en la venta y distribución de servicios de Internet. Desde su incorporación al MAB hace ahora dos años sus acciones ofrecen una rentabilidad del 425%. La compañía está en una fase expansiva y acaba de comprar Digital Valley Technologies y el operador móvil virtual Más Móvil Telecom 3.0. En el primer trimestre del año se han negociado algo más de 26 millones de títulos, frente a los menos de 10 millones de todo 2013, lo que confirma el apetito de los inversores por Ibercom.


Otro fenómeno alcista del MAB es Gowex. Desde principios de año sus títulos suben más de un 72%, una rentabilidad que crece hasta el 530% desde que se estrenó en Bolsa allá por marzo de 2010. Se trata de un grupo que opera en el sector de la tecnología, Internet en movilidad y las telecomunicaciones y que es conocido por su negocio de redes wifi gratuitas. La empresa facturó 182,8 millones en 2013, un 60% más que en 2012 y está llegando a numerosos acuerdos con instituciones públicas para extender las conexiones inalámbricas.


Bionaturis, Medcomtech, Eurona o Ebioss Energy, con subidas del 148%, 249%, 131,25% y 84,46%, respectivamente, desde principios de año, también contribuyen a alimentar el ambiente de euforia entre las pymes cotizadas. ¿Están justificadas todas estas revalorizaciones? ¿Hasta qué punto conviene entrar ahora en estos valores?


Para responder a todas estas cuestiones hay primero que conocer el MAB, según los expertos. Es un mercado destinado a empresas de reducida capitalización —son 21 las empresas que en la actualidad participan en él— que buscan poner en valor su negocio, mejorar su competitividad, expandirse y crecer, y que tienen importantes necesidades de financiación, que logran más fácilmente a través de este sistema. Es también una plataforma de salida hacia la Bolsa grande. Dado que el número de acciones con que cuentan estas compañías no es elevado —Gowex, por ejemplo, tiene algo más de 72 millones de títulos, pero Carbures, unos 19 millones, Ibercom no llega a los 5 millones y Naturis se acerca más a lo 4 millones, frente a los casi 125 millones de Vocento o los cerca de 6.000 millones de BBVA—, las compañías cuentan con lo que se conoce como un proveedor de liquidez, un intermediario que ayuda a buscar contrapartidas en la compra y la venta de estas acciones, conseguir una suficiente frecuencia de contratación y teóricamente “reducir las variaciones en el precio siempre que causa no sea la propia tendencia del mercado”.


Salvo seis valores —Gowex, Carbures, Ibercom, Ebioss Energy, Eurona Wireless y Neuron— que se negocian en el mercado abierto, es decir, durante toda la jornada, el resto de las compañías del MAB forman sus cotizaciones a través de un sistema de fijación de precios en dos periodos de subasta (12 y 16 horas) o fixings diarios.


Dadas estas características, se trata de un mercado, según los técnicos, que incorpora más riesgo que el mercado continuo: no solo por su menor liquidez, sino también porque se trata de empresas menos conocidas. En su opinión, no son unos valores adecuados para operaciones a muy corto plazo sino más bien orientados a la inversión a medio y largo plazo. Su recomendación general es —no hay que olvidar que alguna empresa ha sido excluida del MAB por sus problemas financieros o por su falta de información y que otras arrojan fuertes minusvalías— tener precaución, no dejarse llevar por las altísimas rentabilidades que se están logrando, establecer las operaciones de compra con órdenes limitadas frente a las órdenes de mercado, aunque estas tengan prioridad sobre las primeras.


Además, hay que tener presente que en el sistema de fixing, las subastas son periodos en los que se introducen, modifican y cancelan órdenes, pero no se ejecutan negociaciones. Durante este periodo, y en tiempo real, se calcula un precio de equilibrio, pero este no es el definitivo hasta el final (se elige en primer lugar el precio al que se negocie un mayor número de títulos). Teniendo en cuenta esto no hay que olvidar que hasta que no se acaba la subasta —algunos operadores esperan hasta el último momento para incluir sus órdenes y no desvelar sus estrategias— es complicado conocer la tendencia al alza o a la baja del valor en una sesión.






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