jueves, 30 de mayo de 2013

Cada cual ve la feria europea...

En días informativamente flojos, cada diario vuelca sus obsesiones en las imágenes del primera. Por eso no es raro que ayer abriera El País con dos maromos besándose y La Razón, con la rojigualda.


No hay peor enemigo de la patria –si no de la cosa, al menos sí de la causa– que el patriotero, y aunque ni voy a dármelas de desarraigado ni tengo el consuelo de una patria chica, que no es fácil elevar a tanto al Distrito Federal (eso se lo dejo a Fernando Díaz Villanueva, nuestro pequeño ruiseñor del madrileñismo), admito que entre los nacionalistas catalanes y la falta de imaginación de los marhuendos, acabo empachado de tanto rojo y amarillo.


Las dos son ridículas en su visión diminuta, de canuto. En la información sobre la primera boda gay en Francia, leemos, como de pasada, que hubo una manifestación de cuatro gatos homófobos en contra: “La marcha reunió a decenas de miles de personas que volvieron a mostrar su rechazo a estas uniones”. Invito a quien quiera ver las fotos de la Manif pour tous, que así se llamaba, y me repita sin que se le descomponga el gesto eso de “decenas de miles”. ¡Oh, no hay en el universo número tan inestable y elástico como el de la indignación callejera, que crece al infinito o se reducen a la insignificancia según el ojo que la ve!


Lo de La Razón es, sinceramente, para hacérselo mirar: “Frente a los separatistas, la bandera”. Ese era, no me pregunten por qué, el resumen de lo que pasó el miércoles. Si la respuesta de la derecha a la ofensiva de la izquierda es un lema cuya simpleza avergonzaría a un furriel, apañados vamos. Ay pena, penita, pena.


Lo curioso es que, colorines aparte, ambos periódicos abren con la misma información, presentada como si fueran radicalmente distintas. Está muy bien alertar contra la ruptura de España, pero es que aquí estamos ante dos universos paralelos que no se encontrarán sino en el infinito. Empecemos por el diario global (uno los imagina, efectivamente, hinchados como globos): “Bruselas dicta plazos a España para reformar pensiones e impuestos”. Vamos, que nos vayamos preparando, ¿no? Uno oye “reforma” y “Bruselas” junto a “pensiones e impuestos” y ya imagina que no es ni para subir las primeras ni para bajar los segundos.


Pero eso es si usted vive en el Universo Prisa. En el Universo Marhuenda –es decir, en una galaxia muy, muy lejana– las cosas pintan mucho mejor: “Bruselas abre la mano: flexibiliza el déficit a cambio de las reformas”. Estos chicos, el día en que un asteroide se acerque a destruir el planeta titulará: “No habrá más paro ni déficit en la España de Rajoy” o similar. Su logo debería ser un smiley mientras gobierne su señorito. Rectifico: toda su sección de Nacional debería serlo.


Y los demás, ¿con qué nos quedamos? Este su periódico ha optado por el optimismo, ya saben: “Europa nos da un respiro”, con un “pero...” ominoso a continuación. Cal y arena. El Mundo, de estricta gobernante, advierte: “La UE pone fechas a Rajoy para que haga de una vez los deberes”. Ese “de una vez” ha debido de sonar sacrílego en Génova. ABC titula desganado y frío: “La UE relaja el déficit, pero pide subir IVA y reformar pensiones” (¿Por qué subir es “subir” y bajar es “reformar”?). Digo de desganado porque ni siquiera es su primer tema. Eso corresponde a un scoop muy de la casa que tiene la mala pata de resultar tan largo que hay que leerlo varias veces para cogerle el aire: “Las constructoras de las fotocopias de Bárcenas contrataron con el PSOE el triple que con el PP”. Compañero portadista de ABC, me solidarizo con tus sudores, créeme. Me recuerda a una ocasión en que pillaron en algo poco bonito a alguien relacionado con Eduardo Zaplana en un grado tan retorcido –en plan, vecino del primo del primer marido de su mujer– que parecía tan desesperado como realmente era.


La Vanguardia logra un meson casi aristotélico con su buena noticia/mala noticia, cada una en una línea del titular: “Bruselas relaja el déficit,/pero exige más reformas”. Si llegan a conseguir que rimen, lo bordan.


Por cierto, me ha llamado la atención que coincidan en tan curioso verbo referido al déficit: ¿qué significa ese relajar el déficit? ¿O es que tomarlo por el pito de un sereno queda demasiado largo?


Si La Razón es el más optimista con el mensaje troikista, El Periódico de Catalunya se va al extremo contrario con indisimulada Schadenfreude: “La UE impone a Rajoy el ritmo de los recortes”. Uno lo visualiza, ¿verdad?, a Merkel (pocos españoles recuerdan la cara de Van Rompuy, para su fortuna) de maestrita implacable poniendo a Rajoy de cara a la pared.


He intentado ver cómo funciona la noticia en los digitales, pero ya sea porque unas pocas horas lo cambian todo o porque los chicos de Internet se han dado cuenta de que esas noticias, así planteadas, aburren a la ovejas, el caso es que me cuesta encontrarla. Lo he intentado en Público, que abre con que “La Gürtel también regaló a Ana Mato un viaje a Eurodisney”, y en eldiario.es, de Nacho Escolar, que encabeza su página con la misma noticia: “La Gürtel pagó un viaje de Ana Mato a Disneyland París”. Que. Paren. Las. Máquinas.


La crisis de la prensa. ¿Hablamos de ella o, en realidad, no he hablado de otra cosa?






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