Con la crisis del ladrillo España se vio envuelta en una hecatombe económica. Edificios recién hechos pero sin comprador, vacíos, a la espera de una hipoteca o un nuevo propietario. La espiral decreciente del sector de la construcción provocado por el estallido de la burbuja inmobiliaria forzaba a los mercados a renovarse y poder dar así, una salida a los activos destinados al abandono. Las socimis desbancan a los fondos buitre en el mercado inmobiliario.
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