lunes, 20 de abril de 2015

El populismo de las zonas francas

Es como una fábula que los Gobiernos de todo el mundo se repiten una y otra vez desde hace décadas: "Érase una vez una aldea de pescadores...". En 1979, Shenzhen, un distrito en la frontera entre China y la entonces colonia británica de Hong Kong, tenía 315.000 habitantes y una economía rural. Hoy es la quinta ciudad del país, con más de 10 millones de habitantes y un PIB superior al de Suecia. La clave de la conversión en metrópolis de lo que, en términos chinos, era un despoblado fue la decisión del régimen comunista de crear zonas económicas especiales (ZEE) donde poner a prueba la idea de liberalización económica que más tarde se extendería al resto del país. Al calor de ese ejemplo, cientos de zonas han crecido como setas por todo el mundo. Y con esa expansión ha despertado el debate de si el modelo de las ZEE es aplicable a todos los países y a todas las economías.

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