viernes, 31 de octubre de 2014

El FMI aplaude el examen bancario pero reclama “más esfuerzos”

El Fondo Monetario Internacional (FMI) no echado las campanas al vuelo por el resultado del gran examen europeo a la banca, que se ha saldado con 25 suspensos de entre 130 entidades analizadas y ha puesto sobre la mesa la necesidad de reforzar capital por unos 25.000 millones (de los cuales solo faltan por cubrir cerca de 10.000). El consejero financiero del Fondo, José Viñals, resaltó este viernes en Madrid, en el marco de la Global Alumni Reunion de la escuela de negocios Iese, el valor de haber entrado en los detalles de tantas entidades y señaló que las pruebas “demuestran que los bancos son más seguros ahora”, especialmente los españoles, pero recalcó que sigue haciendo falta “más esfuerzos” más de los bancos para que refuercen el crédito y oyen más la recuperación.


Viñals destacó especialmente el buen balance de la banca española, con el único suspenso de Liberbank pero todas las necesidades de capital ya cubiertas, lo que “demuestra el éxito de las reformas del país”.


Pero en global, la banca europea debe seguir avanzando “en nuevos modelos de negocio” que fortalezcan su rentabilidad y capital e impulse su capacidad para financiar la economía, ya que el FMI calcula que el 70% de la banca de la zona no da “un nivel de crédito suficiente” para apoyar la recuperación. En el conjunto de mundo, este porcentaje se reduce al 40%.


Kenneth Rogoff, profesor de Harvard y economista jefe del FMI, se mostró mucho más descreído en el mismo foro. “Voy a introducir un punto de escepticismo”, comenzó Rogoff, para aseverar que “este no ha sido un buen año y es difícil pensar que esta foto [el resultado de los test de estrés] sea realista”. A su juicio, las autoridades —el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (ABE)— han apostado por reducir las necesidades de capital detectadas para evitar el miedo.


En un encuentro posterior con periodistas, el profesor se confesó “decepcionado” por las pruebas, que significan el tercer gran destape del sistema bancario europeo después de dos fracasos, en 2010 y 2011, en los que las pruebas dieron por sanos a bancos que luego quebraron. “Me siento algo decepcionado, esperaba ver algo más fuerte, no ha sido tan malo como la primera vez, que casi fue una broma, pero debería haber sido más duro. Aunque políticamente esto hubiese sido muy difícil”, señaló Rogoff.






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