El BNP Paribas, el primer banco de Francia y segundo de la zona euro, asume que ha cometido irregularidades por las que Estados Unidos prevé sancionarle hoy con una multa de 6.500 millones de euros, una multa récord a una entidad europea. Además, BNP Paribas no podrá realizar durante un año pagos en dólares en el sector petrolero y gasístico. Mediante complejas operaciones bancarias, el banco francés eludió durante la pasada década embargos estadounidenses contra la venta de petróleo y gas procedente de Sudán e Irán.
El director general de la entidad francesa, Jean-Laurent Bonnafé, envió el pasado día 27 una carta a sus 180.000 empleados en la que admitía la posibilidad de que BNP fuera castigado por “los errores cometidos”. Se refería a las operaciones de compraventa de petróleo y gas, procedente sobre todo de Sudán, entre los años 2002 y 2009, a pesar del embargo decretado por EE UU.
Las operaciones, en ocasiones con pagos realizados desde empresas chinas para disimular más el origen del dinero, no era ilegal en otras partes del mundo, incluida Europa. Sin embargo, al utilizar dólares –la moneda más habitual en el sector energético internacional-, el recorrido financiero de esas compraventas incluían el paso por cámaras de compensación estadounidenses, momento en que se rompía el embargo.
Los investigadores estadounidenses analizaron operaciones de BNP por valor de unos 100.000 millones y, según diversas informaciones difundidas en medios franceses, las autoridades estadounidenses detectaron irregularidades en compraventas valoradas en 21.500 millones.
Una vez que BNP Paribas ha assumido sus “errores”, el banco se libra, en teoría, de que las autoridades estadounidenses persigan penalmente a sus directivos. Además, en las negociaciones registradas en estos meses pasados estos han conseguido reducir la multa (llegó a publicarse que ascendería a 16.000 millones) y aplacar la ira norteamericana con el despido pactado de una docena de cualificados empleados de la entidad, aunque inicialmente EE UU exigía que fueran 40 los despedidos en París, Ginebra y Singapur, las capitales desde las que BNP Paribas había ejecutado las operaciones. Pero por encima de todo, BNP mantendrá activa su licencia para seguir actuando en EE UU.
Con la asunción de su culpabilidad por parte de BNP Paribas, el Gobierno francés también ha puesto fin a la ofensiva diplomática desplegada desde comienzos de mes para rebajar o eliminar la sanción a la entidad financiera. El propio presidente francés, François Hollande, habló al respecto con su homólogo estadounidense, Barack Obama, tras calificar de “desproporcionada” la multa manejada inicialmente.
Para BNP Paribas, el escándalo le ha supuesto importantes bajadas en su valoración bursátil. Sin embargo, su cúpula directiva afirma que la multa no afectará al futuro de un banco que el año pasado registraba 94.400 millones en fondos propios.
Hasta ahora, la sanción más alta impuesta por EE UU a un banco europeo fue la impuesta a Credit Suisse el mes pasado: 2.600 millones por haber ayudado a clientes estadounidenses a evadir impuestos.
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