Cambiar el mundo con nuestras acciones es algo que ya está en el ADN de todos nosotros. Reciclamos papel y cartón, compramos menos vidrio, utilizamos menos plástico, y trabajamos en empresas con programas de responsabilidad social corporativa arraigada porque nos sentimos más implicados y recompensados como empleados y ciudadanos. Cambiar el mundo a través de nuestro ahorro e inversión también es posible y enfocar esa inversión hacia temáticas de largo plazo y rentables está al alcance de nuestra mano.
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