La caída de precios en España parece moderarse (-0,7% en marzo frente a -1,1% en febrero) pero siguen bajando ¿Es motivo de preocupación? De momento, no. Pero todo puede cambiar de forma súbita y conviene anticiparse. La teoría convencional sugiere que la deflación tendría efectos devastadores. Los consumidores, ante la expectativa de mayores bajadas de precios, esperarían para realizar sus compras. La retracción del consumo dañaría los beneficios empresariales y haría caer la inversión y el empleo. Sin embargo, no parece que España sea hoy ese lugar donde los consumidores restringen su consumo esperando mejores precios. Donde se acumula ahorro y liquidez frenando drásticamente la inversión. La deflación más preocupante tendría que venir explicada por la debilidad de la demanda en lugar de por factores de oferta como la caída de precios del crudo.
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