miércoles, 5 de junio de 2013

Montando el numerito

Por no coincidir, ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre si el dato del paro en mayo es una noticia buena, mala o regular.


Aquí el jefe sugiere que se aprecia luz al final del túnel, y que esta cifra –98.265 parados menos– es un indicio de que hay vida después de la crisis y podría no estar lejos; en el titular hemos coincidido con ABC: lo dicho, un escueto, casi aséptico “98.265 parados menos”. Pero entre la cara de Fátima Báñez y nuestro sugestivo túnel, mejor nuestro minimalismo simbólico, dónde va a parar.


En eldiario.es de Nacho Escolar no lo veo en la página de inicio, pero me apresuro a añadir que, tratándose de un digital y con la prisión incondicional dictada contra Blesa, la cifra ha quedado muy atrás. Ayer dije en estas mismas páginas que la publicación de Escolar había obviado el caso de los ERE sin advertir que el tema tenía su propia pestaña. Mea culpa. Será que me ciega la pasión...


Lo de Escolar trata el dato en una columna de opinión firmada por José María Calleja, autor que ya ha toreado en esta plaza, titulada: “Paro, precariedad y verano”, que glosa así: “Estamos en la fase de consolidar el discurso de la derecha económica y política respecto del trabajo, el paro y las condiciones de ambos. Quieren que el trabajo sea un privilegio antes que un derecho”.

Me pregunto muy seriamente si creen en lo que dicen. Sospecho que no. Espero que no. Que crean que el Gobierno se está equivocando es normal: yo pienso lo mismo, si bien desde un punto de vista diametralmente opuesto. Pero pensar que QUIEREN que el trabajo sea un privilegio es enfermizo. Ni siquiera es creer que son tontos; más aún, que son interesados: no, son malvados nivel Dr No, dispuestos a perder votos y cargarse su propia base impositiva por ganas de fastidiar. Ahora, ¿no es eso completamente descerebrado? Sobre todo, ¿no es pensamiento mágico?.

Es un nuevo maniqueísmo que nadie admite explícitamente, nadie desarrolla, pero que se plantea constantemente. Lo veo mucho en el debate –por llamarlo de alguna manera– sobre la corrupción. En la denuncia de los medios de izquierdas puede notarse implícita, en cada línea, que el PP es un partido corrupto, que la derecha es corrupta. En los de derechas se hacen otras cuentas para demostrar que el PSOE es más corrupto. Pero nadie tiene el valor o la honestidad intelectual de preguntarse, si la decisión de corromperse es personal y las tentaciones sólo dependen del grado de poder, cómo puede un grupo político ser intrínsicamente más corrupto que el otro. ¿Hay uno que atrae a los malvados mientras que el otro es un imán para los altruistas sedientos de abnegado servicio? Un tipo de mano larga y ambición desmedida, ¿le hará ascos a figurar en la lista de uno u otro partido si le dan la ocasión de llevárselo calentito?


Pero me distraigo. El País diluye un tanto la noticia en una de esas portadas dubitativas que parecen no saber a qué carta quedarse, pero su redacción tiende al optimismo: “El paro ofrece en mayo el mejor dato desde el inicio de la crisis”.


Pero es como esa nota benevolente que el profesor firma solo antes de matizar, ceñudo, que el alumno “necesita mejorar”. Este segundo mensaje es el que glosa su editorial, “Mejora momentánea”. El maestro Ciruela de Prisa echa su jarro de agua fría para evitar entusiasmos extemporáneos: “El Gobierno ha recibido el paro registrado de mayo con optimismo. El tiempo dirá si excesivo. Sabedor de que la estadística mensual iba a ser favorable, ha explotado a conciencia la buena noticia durante días, anunciando, antes de su difusión oficial, que el dato sería “esperanzador”; de paso, algunos cargos del Gobierno sugieren que al fin dan fruto las medidas tomadas y que podría ser el comienzo de la recuperación. Pero una cosa son las estadísticas y otra la explotación que se hace de ellas. Y en este caso, la evolución del desempleo da para felicitarse de un respiro coyuntural”. Lo dicho: es un modo de decir que, por esta vez, puede pasar, pero el alumno no debe echar las campanas al vuelo, que queda mucho curso y mucho por hacer. Vamos, que les han pillado en un día tonto.


El Mundo tira por un oficialismo que, si no es irónico, se nos antoja un poco excesivo, como dar la palabra a Antoñita la Fantástica: “El Gobierno da por terminada la destrucción masiva de empleo”. Dios les oiga, pero como la realidad siga el patrón que ha seguido hasta ahora con las declaraciones del Gabinete Rajoy, aviados vamos.


Y llegamos al diario de Marhuenda. Debo confesar que cuando conocí el dato, ardí en deseos de saber cómo habría La Razón de plasmar su éxtasis en una portada. ¿Pediría directamente una estatua para Rajoy a lo Coloso de Rodas sustituyendo a la de Colón en Madrid? ¿Anunciaría la llegada del Milenio, cuando el león yacera con el cordero y Mariano enjugará las lágrimas de nuestros ojos? Lo que, desde luego, había que descartar es que diera el dato escueto.


Marhuenda no defrauda: el titular está formado por la cifra mágica, atención, formada por cinco fotos de sendos parados que han dejado de serlo, cada uno de los cuales sostiene una hoja con el dígito correspondiente, completando el mensaje “98.265 esperanzas”. Si aún tiene los ojos secos es que no he sabido transmitir fielmente el emocionante efecto. Muy currado.






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