domingo, 23 de junio de 2013

Bonos de empresas medianas

El contexto de restricción crediticia que vive la economía española está afectando con especial intensidad a las empresas no financieras y, sobre todo, a las de menor dimensión, cuya dependencia de la financiación bancaria es casi total.


Por el contrario, el acceso de empresas españolas a los mercados de capitales se ha limitado tradicionalmente a un muy reducido grupo de grandes compañías de alta capitalización, si bien cada vez es mayor el número de empresas que han llevado a cabo o se están planteando salir por vez primera al mercado de bonos, sentando un primer paso a una financiación menos intermediada, como insistentemente recomiendan los principales organismos y autoridades internacionales.


Así como es previsible que en las grandes compañías se termine generalizando la apelación al mercado de capitales, existe mucha más incertidumbre sobre la capacidad de las medianas empresas de recurrir a estos mercados, dada la ausencia de infraestructura y regulación adaptadas a sus características.


El desbloqueo de la financiación a esta tipología de empresas constituye una reforma ineludible en España, sobre la cual han incidido de forma explícita tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Comisión Europea. Pero además supone una exigencia establecida por el Memorando de Entendimiento firmado en el contexto del rescate al sistema financiero de España. Por todo ello, es bienvenida la iniciativa de creación del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), orientado a la financiación de la mediana empresa a través del mercado de capitales. El éxito en Alemania del Mercado para Medianas Empresas abre esperanzas al desarrollo de iniciativas similares en otros países, como el caso español.


Desde su creación en agosto de 2011, en el mercado alemán se han registrado cerca de ochenta emisiones por un montante total de 3.500 millones de euros, por empresas cuya facturación media ronda los 700 millones de euros. El perfil sectorial es muy heterogéneo (bienes de equipo, aerolíneas, energías renovables, alimentación, automoción), y los vencimientos se sitúan en torno a cinco años. La calificación crediticia se sitúa en la mayor parte de los casos en grado especulativo (high yield).


Este mercado está abierto tanto a inversores minoristas como a institucionales, una diferencia fundamental con la orientación propuesta en España, que al menos inicialmente restringe el mercado a institucionales, buscando facilitar el trámite de emisión para la empresa, al reducir las exigencias informativas y administrativas y, con ello, los costes asociados. En este sentido, creemos que sería deseable apelar a todo tipo de inversores, tanto institucionales como minoristas, para lo cual convendría acomodar los requisitos de transparencia exigidos a las empresas, de modo que la protección al inversor no se vea mermada y, al mismo tiempo, no se dé al traste con la capacidad de captación de fondos por parte de las compañías.


Las medidas de desintermediación son absolutamente claves para salir de la situación económica actual, pues más allá de los múltiples ajustes que todos los agentes están realizando, la canalización de financiación al tejido empresarial alternativa a la bancaria se configura como pilar clave para la recuperación económica.


Pablo Guijarro y Pablo Mañueco son profesores de Afi-Escuela de Finanzas Aplicadas






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